lunes, 24 de febrero de 2014

La Narración. Construir un relato policial (12): El espacio: Tipos de descripción

El espacio no es sólo el marco, el lugar, donde se suceden las acciones. En ocasiones puede tener un papel especial en el relato e incluso, ya lo hemos visto, puede ser el verdadero protagonista; influyendo sobre el carácter de los personajes, otras veces el espacio puede tener un contenido emotivo (piensa en lo que significa para ti ese lugar tan especial: la casa donde vivías siendo niña/o...).

Hay dos maneras, extremas, de presentar los espacios en el relato, las dos heredadas de los dos estilos del siglo XIX: Romanticismo y Realismo.

Descripción realista u objetiva: los espacios están descritos de tal forma que parecen reales (aún en el caso de que no lo sean), siguiendo un orden lógico en la descripción y con detalles que lo hacen verosímil. Podemos leer una muestra en La banda moteada, de Arthur C. Doyle, una descripción objetiva que corresponde a la observación de un investigador racional, analítico: 

Una puertecita lateral nos condujo al corredor blanqueado donde abrían sus puertas  los tres dormitorios. Holmes no quiso examinar el tercero, de manera que entramos directamente al segundo, en la que ahora dormía la señorita Stoner y que había sido escenario del trágico fin de su hermana. Era una habitacioncita sencilla, de techo bajo y amplia chimenea según la costumbre de las antiguas casas de campo. En una esquina había una cómoda marrón, en otra una cama estrecha con una colcha blanca, y a la izquierda de la ventana una mesa de tocador. Estos tres muebles, junto con dos sillitas de mimbre, constituían todo el mobiliario de la habitación, aparte de una alfombra cuadrada de Wilton que había en el centro del dormitorio. El entarimado del suelo y las paredes eran de madera de roble, oscura y carcomida, tan vieja y descolorida que debía remontarse a la construcción original de la casa. Holmes llevó una de las sillas a un rincón y se sentó sin decir nada, mientras recorría la habitación con la mirada de arriba abajo, y de un extremo a otro, informándose de todos los detalles. 

Como ves, es importante esforzarse en la observación de los detalles del lugar. El narrador observador externo, debido a su exigencia de objetividad, tenderá a este tipo de tratamiento del espacio. 
En el otro extremo, se puede representar los espacios tal como los ve el personaje según su estado de ánimo o su situación personal. En eso consiste la descripción romántica o subjetiva, que no es exclusiva del Romanticismo. En este caso la selección de elementos del espacio no se hace por razones objetivas, ni siguiendo un orden lógico, sino que se eligen aquellos elementos que refuercen el estado de ánimo, la sensibilidad, del personaje. Un ejemplo:
Es más posible que este tipo de descripción lo haga un narrador en primera persona o el omnisciente cuando se coloca en el punto de vista subjetivo de un personaje.


Por tan extraños caminos, el alma generosa y esforzada de doña Beatriz vino a sucumbir bajo el peso de su misma abnegación y a sacrificar el corto reposo que le brindaba el porvenir (...) Con tan raro desconcierto y eslabonamiento de circunstancias, a cual más desdichadas, uno por uno se dispararon tantos sueños de ventura (...) Los días de su gloria habían pasado y la corona se había caído de su cabeza (...)
El otoño había sucedido a las galas de la primavera y a las canícu­las del verano y tendía ya su manto de diversos colores por entre las arboledas, montes y viñedos del Bierzo. Comenzaban a volar las hojas de los árboles, las golondrinas se juntaban para buscar otras regiones más templadas, y las cigüeñas, describiendo círculos alrededor de las torres en que habían hecho su nido, se preparaban también para su viaje. El cielo estaba cubierto de nubes pardas y delgadas, por medio de las cuales se abría paso de cuando en cuando un rayo de sol, tibio y descolorido. Las primeras lluvias de la estación, que ya habían caído, amontonaban en el horizonte celajes espesos y pesados, que adelgaza­dos a veces por el viento y esparcidos entre las grietas de los peñascos y por la cresta de las montañas, figuraban otros tantos cendales y plumas abandonados por los genios del aire en medio de su rápida carrera. Los ríos iban ya un poco turbios e hinchados, los pajarillas volaban de un árbol a otro sin soltar sus trinos armoniosos, y las ovejas corrían por las laderas y por los prados recién despojados de su hierba, balando ronca y tristemente. La naturaleza entera parecía despedirse del tiempo alegre y prepararse para los largos y oscuros lutos del invierno.

Enrique Gil y Carraco. El señor de Bembibre. 

¿Cuál es el estado de ánimo del personaje? ¿Con qué elementos del paisaje subraya el narrador esa sensación?


Y ahora practicamos con lo aprendido: Vas a contar dos momentos narrativos de tu historia donde utilices, en cada uno de ellos, un tipo distinto de descripción: objetiva y subjetiva. ¡Ah! No te olvides de la parte narrativa

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Quiénes somos

Éste es el blog del Departamento de Lengua del IES Manuel Gutiérrez Aragón de Viérnoles (Cantabria). Con este título queremos hacer un homenaje a Rafael Barrett, escritor contemporáneo a la Generación del 98, nacido en Torrelavega, muy poco conocido en nuestro país pero una figura fundamental en la literatura y la cultura de Sudamérica, especialmente en Paraguay, país donde vivió intensamente y escribió lo mejor de su obra. Comprometido con su tiempo, Mirando vivir es el título con el que se publicaron sus artículos periodísticos en 1912. Mirar la vida es, precisamente, la función de la escritura literaria, que observa, analiza con una mirada especial la vida de los seres humanos. Barret -ingeniero, matemático, periodista, narrador, ensayista- fue un anarquista no violento que jugó siempre la carta de los perdedores y denunció las raíces de los males sociales. En 2010 se cumplen cien años de su muerte, un buen pretexto para recuperarlo.