Existen dos formas de
contar, según se empleen unas u otras formas verbales:
-La más habitual es en pasado (así están contados todos los relatos de la
antología). En este caso se adopta una perspectiva de alejamiento de los
hechos que se narran, han sucedido ya y sólo queda contarlos. Los tiempos
verbales que se emplean son: pretérito perfecto simple, imperfecto,
pluscuamperfecto, condicional simple y compuesto (las formas del subjuntivo
serán las que exijan el verbo principal en indicativo). Las formas más usadas
son el perfecto simple (que señala los hechos puntuales, los acontecimientos
que constituyen el hilo de la acción) y el imperfecto (con el que se
señalan las circunstancias que rodean a esos hechos).
Spade se dirigió hacia la puerta por la que ambos habían
salido y, desde el umbral, se puso a escuchar. El ruido de los pasos se había
desvanecido. Reinaba un silencio obsoluto. Espade permanecía aún allí, con la
mirada de sus ojos grises perdida en el vacío, cuando oyó un grito. Era un grito
de mujer, un agudo grito de terror. Espade cruzó el umbral y entonces sonó un
tiro. Era un disparo de pistola, cuyo eco resonó por las paredes y techos.
A pocos metros del umbral, Spade encontró un escalera por
la que subió saltando los peldaños de tres en tres. Al llegar arriba gró hacia
la izquierda. Una mujer yacía de espaldas en medio del pasillo.
Sólo pueden ahorcarle una vez. Dashiell
Hammett.
Instintivamente me he arrojado fuera del camino,
sobre un charco. Me quedo inmóvil unos segundos, como una culebra, con
la metralleta empuñada y la cara aplastada contra el barro. Me arrastro
hasta un matorral. Escucho nuevamente: los disparos se oyen
nítidos, cercanos: en los invernales.
La imagen de Ramiro devorado por la fiebre se clava
en mi memoria mientras corro collada arriba entre los tojos mojados
que se apartan, silenciosos, a mi paso.
He llegado muy tarde, sin embargo.
Hubiera llegado tarde de todos modos por mucho que corriera. Un hombre solo,
con una metralleta y dos bombas de mano, ninguna resistencia podría oponer a
los numerosos guardias que en estos momentos rodean el invernal de Tina. Un
hombre solo, con una metralleta y dos bombas de mano, lo único que ahora puede
hacer es asistir como un testigo mudo, agazapado entre los tojos, al dantesco
espectáculo que ahí abajo, en el valle, se está desarrollando: las vigas
del tejado, la puerta y los postigos, la hierba almacenada en el
establo, el invernal entero arde en medio de la noche convertido en una
enorme pira. Llamas rojas, violetas, amarillas, muerden con rabia las
muros de piedra y las pizarras, extienden a los árboles cercanos, se alzan
por encima del tejado convirtiendo la bóveda del cielo en una gigantesca
fundición. Y una densa columna de humo negro se funde con la noche
ofreciendo a un dios bárbaro e impasible el bramido brutal de las vacas
abrasadas.
Los guardias han dejado de disparar. Seguramente aguardan,
desplegados por las brañas, la irrupción desesperada de Ramiro y -pensarán
también- la mía. Pero pasan los segundos, lentos, interminables, y el
angustioso mutismo del invernal reaviva en mi corazón la llama de la
esperanza: quizá Ramiro y Tina lograron huir a tiempo y ahora contemplan
desde el monte, como yo, el incendio y el cerco de los guardias.
De pronto, sin embargo, dos disparos de pistola retumban
dentro del invernal. Secos. Inequívocos. Brevemente aislados entre sí.
Casi a continuación, el tejado se desploma envuelto
en llamas.
Luna de lobos. Julio Llamazares.
Pues bien, ahora ya tienes
que ser consciente de la utilización de las formas verbales, no se puede
cambiar de pasado a presente caprichosamente (o por descuido), sino que debe
estar justificado.
Escribe
otra secuencia completa de tu relato
con el tiempo verbal elegido. Sé
coherente con él durante toda narración
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